Mi nuevo amigo F-E-R-N-A-N-D-O



Hoy ha sido mi primer día de cole, nos mudamos después de las vacaciones de verano a un pueblecito de la sierra, papa dice que aquí todo es mas sano.

Yo casi que me alegro, porqué aunque tenía algunos amigos en mi antiguo colegio, que me llamaran "el lentito" no me gustaba nada.

Mientras esperábamos para entrar mamá ha saludado a una vecina que iba con su hijo. Fernando, que así se llama, llevaba unos hierros raros en una pierna.

-Hola soy Jaime, soy nuevo- le dije mientras nuestras madres hablaban de como pasaba el tiempo y lo caro que estaba todo.

-Hola- dijo sin prestarme mucho interés.

-¿Qué te ha pasado en la pierna?- le pregunté.

-Me caí con la bici- dijo secamente.

Le pregunté si le dolía y el movió la cabeza de un lado a otro.

La puerta se abrió y nuestras madres empezaron a despedirse.

-Ten cuidado- decía la madre de Fernando.

-Todo irá bien- decía mi madre.

Nos besaron y abrazaron como si no fueran a vernos mas. Fernando y yo pasamos un rato malísimo con tanto besuqueo, el resto de los niños entraba y nos miraba. Fue un corte.

En la clase Mary Carmen, que así se llama mi profesora nos presentó a los niños nuevos.

Explicó que Fernando tenía una pierna mal y que entre todos le ayudaríamos a ponerse mejor. Dijo que siempre tendría que tener cuidado porque aunque podría andar sin los hierros, después de un tiempo, necesitaría rehabilitación para andar de nuevo bien, con su pierna lesionada.

Luego me presentó a mi. Dijo que era un niño muy listo en matemáticas, que sabía que me encantaba el Ajedrez y que un pajarito le había dicho que era todo un campeón de concursos escolares. También explicó que tenía una dificultad con la lectura y la escritura, porque era disléxico, y que al igual que Fernando necesitaría nuestra ayuda para aprender cada día un poquito más. Un niño preguntó que si eso se curaba, Mari carmen dijo que no, que era como la pierna de Fernando, la lesión estaría conmigo siempre, pero que podía aprender a leer y escribir sólo que con más cuidado y con algo más de ayuda.

-Fernando anda ¿Verdad?- les preguntó.

Todos asistieron con la cabeza.

-Jaime lee y escribe, no tan bien como vosotros, pero lo hará.- y me sonrió.

En el recreo todos jugaban, y Fernando estaba sentado en un banco del patio. Me acerqué y le pregunté si quería jugar al ajedrez. Me dijo que se le daba fatal y que le ganaría siempre. Le propuse enseñarle trucos para mejorar y empezamos a jugar.

-¿Qué trucos puedo enseñarte para leer y escribir mejor?- Me preguntó- A mí se me da muy bien la lengua.

-Mi logopeda me enseña a deletrear palabras difíciles, dice que eso me ayudará cuando escriba.

Empezamos a jugar y tras explicarle la de cosas que se podían hacer con un Alfil, me comió una Torre.

-¡Bien chaval, bien!- reí.

-¿Cómo se deletrea Alfil?- me preguntó de repente.

-A-L-....-dudé un momento- F-I-L.

-¡Bien chaval, bien!- rió.

Esta noche estoy muy contento, tengo nuevo colegio, y mi nuevo amigo se llama:

F-E-R-N-A-N-D-O.

El relato de hoy está dedicado a Dislexia sin Barreras por luchar para eliminar las barreras con las que se encuentra un disléxico en el sistema educativo actual y por pedirnos que aunemos esfuerzos con el fin de conseguir evitar el temido fracaso escolar.

¡Un niño disléxico debe tener las mismas oportunidades para llegar a ser lo que quiera que un niño sin Dislexia!