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10 homosexuales que dejaron la vida LGTB y ganaron paz, alegría, amistad y fe

manifestación del Orgullo Gay en Toronto (Canadá), en 2019.
manifestación del Orgullo Gay en Toronto (Canadá), en 2019.


La ideología del orgullo gay no representa a muchas personas con sentimientos homosexuales.
 
¿Orgullo gay? La vida gay no da felicidad. No a medio ni largo plazo. Al menos eso es lo que reconoce y señala Michael Hobbes, 34 años, reportero de Highline, sección de reportajes de primer nivel de The Huffington Post, “gay perpetuamente soltero” y militante activo de la causa gay.

La vida gay, estadísticamente, aboca a la soledad, la tristeza y la enfermedad. Lo dice él en su reportaje de The Huffington Post publicado bajo el título: "Together alone. The Epidemic of Gay Loneliness [Juntos y solos. La epidemia de soledad gay]". Es un trabajo bien documentado, sobre la base de 15 testimonios de personas gays y de otros tantos estudios estadísticos y sociológicos.

A lo largo de los años he ido comprobando la divergencia entre mis amigos heterosexuales y mis amigos gays. Mientras la mitad de mi círculo social ha desaparecido entre relaciones de pareja, hijos y casas familiares, la otra se debate entre el aislamiento y la ansiedad, las drogas duras y las prácticas sexuales de riesgo”. Más aún, “los índices de depresión, soledad y abuso de drogas en la comunidad gay permanecen en el mismo lugar en el que han estado durante décadas”, resume. Y los gays "tienen menos amigos íntimos que las personas heterosexuales o que las lesbianas".

Batería de datos: daños de la vida gay

Hobbes enumera algunos estudios:
  • -los homosexuales varones tienen entre 2 y 10 veces (según los estudios) más probabilidades de suicidio que los heterosexuales;
  • -los hombres casados con otros hombres tienen un índice de suicidio que triplica el de los hombres casados con mujeres, según un estudio en Suecia;
  • -los gays sufren una probabilidad que triplica la de los heterosexuales de padecer un trastorno el estado de ánimo, según una investigación en Holanda;
  • -en Canadá las estadísticas muestran consistentemente que mueren más gays por suicidio que por sida;
  • -los gays tienen una probabilidad doble de los heterosexuales de padecer un episodio de depresión grave.
Cuando se juntan, se dañan más, dice Hobbes
Más revelador aún: cuando los gays se juntan "en comunidad", en "ambiente", el efecto, en vez de ayudar a las personas, es el de producir más daño, señala él. Un estudio realizado sobre gays recién llegados a Nueva York (es decir, donde eran desconocidos) mostró que el 75% de ellos sufrían o ansiedad o depresión, o abuso de alcohol o drogas, o prácticas sexuales de riesgo, “o alguna combinación de los tres”.

Para otras minorías”, razona Hobbes, “vivir en comunidad con gente como ellos está ligado a índices más bajos de ansiedad y depresión. Te ayuda estar junto a gente que instintivamente te comprende. Pero, en nuestro caso, el efecto es el contrario. Numerosos estudios han encontrado que vivir en un entorno gay es un factor predictor de mayores índices de prácticas sexuales de riesgo y drogas y de dedicar menos tiempo que otras comunidades a actividades como el voluntariado o la práctica deportiva. Un estudio de 2009 sugería que los gays más vinculados a la comunidad gay estaban menos satisfechos con sus relaciones románticas”.

Los que dejan la vida LGTBI
Es posible salir de esos círculos que las estadísticas dicen que son tan dañinos. Hay personas que lo hacen superando sus sentimientos de atracción del mismo sexo: pueden sentir que esa atracción disminuye hasta desaparecer, y que la atracción al sexo opuesto, aumenta. Otros apuestan por la vía de la amistad casta, la fraternidad, la espiritualidad, renunciando a las relaciones homoeróticas.

En ReL hemos publicado distintos ejemplos y hemos dejado que fuesen ellos, los hombres que han salido del mundo LGTBI, los que hablen con sus palabras, en libertad.

1. Luca di Tolve y la canción Luca era gay

El italiano Luca di Tolve es el autor del libro testimonio Ero gay. In Medjugorje ho ritrovato me stesso [Yo fui gay. En Medjugorje me encontré a mí mismo] y su historia inspiró, en parte, la canción "Luca era gay" del cantautor Povia en el festival San Remo de 2009.


Fue militante gay, se volcó en lo peor del sexo promiscuo y desprotegido y adquirió el virus del sida. Rezando a la Virgen, en Medjugorje, entendió que su vida podía cambiar. Leyendo los libros del doctor Nicolosi entendió que él podía ser un buen padre y buen esposo de una mujer. Critica la cultura LGTB y ayuda a muchos a dejar ese ambiente acudiendo a Cristo, que en la Biblia afirma: "Venid a mí los cansados y agobiados".

Conozca más sobre Luca di Tolve aquí en ReL 2. 

Rubén García: prostitución, casi transexual

Rubén García es hoy uno de los coordinadores de Courage Latino en México, un apostolado para personas que experimentan atracción por el mismo sexo pero que quieren vivir en castidad, como católicos, explorando otras vías afectivas como la fraternidad, la amistad, el parentesco, el servicio y la espiritualidad. 

Rubén se define como "un hijo de Dios con una atracción al mismo sexo, un católico que vive su fe a pesar de tener esta atracción"
De niño su padre, y los niños varones, le trataban con desprecio. En ambientes gays se sentía acogido. Se prostituyó. 
Cuando creyó tener sida, casi se suicidó, pero una voz divina le detuvo y reorientó su vida hacia la fe, la amistad casta y la fraternidad cristiana. 

 En el documental "Te puede pasar a ti, capítulo 2", producido por Juan Manuel Cotelo y la productora Infinito + Uno, se dramatiza cómo fue el caso concreto de Rubén. 
 Aquí, resumida, la historia de Rubén en ReL


3. Daniel Talavante: buscando amar de verdad, no un "uso mutuo"

El 24 de agosto de 2016, Daniel Talavante, entonces de 33, explicaba en su cuenta de Facebook como no deja que sus sentimientos homosexuales dictaminen quién es él ni qué orienta su vida. "Lo importante no es combatir, lo importante es mi relación con Cristo que es el que me hace ser feliz", explicaba este joven que vive en Madrid. Después daba más detalles en el programa "Cambio de Agujas" de HM Televisión.

Lo que veía en la vida gay es que no había verdadero amor, sino personas que se usaban. "Yo sentía que no quería a ese chico más que para complacerme a mí mismo y no me sentía querido por él sino usado para lo mismo que yo lo usaba a él. Era como si hubiéramos hecho un contrato, yo le daba cariño y él, a cambio me lo daba a mí, y ambos teníamos que cumplir. Yo no estaba amando de verdad y yo deseaba amar de verdad, pero no podía, solo podía buscarme a mí mismo en el otro y a mi propio placer. [...] Tenía unas amigas (lesbianas) que también rompieron y una de ellas intentó suicidarse. La llevamos al hospital y al poco tiempo, cuando ya estaba en casa un día ella me llamó para hablar conmigo, porque seguía muy mal. Quedamos en una cafetería y ella comenzó a contarme todos sus problemas y miedos y yo no sabía que decirle, la vida me parecía horrible, la suya y la mía..."



Todo cambió cuando se acercó a una parroquia donde fue bien acogido, se confesó y adoptó una vida de castidad y fraternidad cristiana. "En la Iglesia católica yo tengo a mis amigos. Amigos (algunos muy especiales, a los que quiero como a mí mismo, ellos saben quiénes son) que me conocen profundamente y que aún así me quieren (siempre desde la verdad), con los que yo me siento libre, a los que estoy aprendiendo a amar de verdad y ellos aprendiendo a amar a un Dani débil, siempre libres y sinceros conmigo, siempre, como yo lo soy con ellos".

El testimonio en primera persona de Daniel Talavante, aquí en ReL, con sus palabras.

Ron Belgau, homosexual casto, cree que la sociedad ha de valorar más la amistad y la familia extensa.

4. Ron Belgau: célibe que fomenta la amistad y el parentesco
A los antiguos, la amistad les parecía el más feliz y plenamente humano de los amores, corona de vida y escuela de virtud. El mundo moderno, en comparación, la ignora”, escribió CS Lewis en su libro imprescindible Los cuatro amores. 
Ron Belgau, profesor de ética en la universidad jesuita de St.Louis en Missouri, se define como católico homosexual célibe que acepta la enseñanza de la Iglesia y desde su blog Spiritual Friendship (www.spiritualfriendship.org) fomenta las amistades castas y las relaciones fraternas, algo bueno para todos, no solo para los homosexuales.

Educado en una familia baptista del sur, después de explorar iglesias más "progresistas" se hizo católico a los 24 años, en parte por la defensa que la Iglesia hace del matrimonio. Pero él cree que hay que fomentar también la amistad. 

Nuestra cultura actual está tan obsesionada con el amor romántico y pone tanto énfasis en el deseo sexual que menosprecia que la amistad pueda ser tan profunda y dar tanta plenitud como el amor entre hombre y mujer, aunque por su naturaleza lo haga de forma distinta”, insiste. “Yo tengo una familia. A veces la importancia de la familia nuclear nos hace olvidar el resto, con otras relaciones y roles: el ser hermano, el ser tío, el ser hijo… Históricamente, por ejemplo, los tíos y tías solteros han tenido un papel importante en la crianza de los niños”, responde Belgau. Él cree además que el cristianismo y la Biblia llaman a potenciar estas relaciones de parentesco, con hermanos y hermanas, y a no encerrarse en un núcleo exclusivo.

5. Daniel Delgado: fue Miss Texas Gay y drag queen
Daniel Delgado quería desesperadamente ser aceptado y amado por los hombres... con Dios eso cambió.


Daniel Delgado, un hispano de EEUU, creció con un padrastro violento y alcohólico. "Yo tenía miedo de los hombres, no confiaba en ellos, desde niño. Me sentía más seguro con las mujeres, todos mis amigos eran chicas. Crecí con mucha confusión de género. Quería ser chica y no me gustaba ser un varón. También sufrí abusos [sexuales] por parte de miembros de mi familia, desde los seis años.

 Yo no sabía qué hacer, creía que eso era normal, creía además que todo eso era culpa mía, no decía nada porque no quería problemas. Sentía vergüenza. Me sentía sucio y usado. Los terapeutas me afirmaban en mi confusión de género, me animaban a aceptar mis inclinaciones homosexuales. Con dieciocho años, empecé a vestirme de mujer, me gustaba todo ese mundo de las drag queen. Pensaba: Esto es lo mío, y empecé a vivir mi fantasía de querer ser una chica. Competía en concursos, y hasta me eligieron Miss Texas Gay".


Un día una vecina le invitó a ir al grupo de oración de su iglesia. "Todo el mundo se apartó, porque yo llegué con mis zapatos de plataforma, mi poncho y una camiseta que dejaba a ver mi ombligo. Escuché hablar de Jesús, del amor de Dios, de cómo es Jesús… Rezaron por mí en ese momento. Siempre había querido que los hombres me aceptaran y me quisieran, y en ese momento varios hombres rezaron por mí y lloraron por mí. [...] Comencé a ver que otras personas me amaban como era, y que tenían una relación verdadera con el Señor, y me di cuenta de que Dios era de verdad. Me aferré a Jesús como mi única esperanza, comprendí que era digno de amor. Nadie me ordenó cambiar de vida, sólo vi Su amor. Dios se convirtió en el Padre que yo nunca tuve. Y mi vida cambió».


6. Joseph Prever, un experto en existencialismo romántico
Joseph Prever es un norteamericano católico con sentimientos de atracción hacia personas de sexo masculino que vive una vida célibe. Diplomado en Inglés con especialización en existencialismo romántico, escribe en GayCatholic.com, es desarrollador web y escritor independiente, a veces usando su pseudónimo Steve Gershom. Decidió usar su verdadero nombre en su defensa de una vida casta.

Joseph Prever dice que los atajos no valen la pena.
"Cuando se topen con un sacerdote que no los entienda; busquen a otro que sí lo haga. Más que nada, no acepten respuestas fáciles, ya sea de izquierda o de derecha. La forma más rápida casi nunca es la correcta y vale la pena transitar el camino más largo", afirma. Es uno de los protagonistas del reportaje The Third Way.

  

The Third Way (aquí, la versión breve con subtítulos en español) recoge testimonios de católicos con sentimientos homosexuales que buscan vivir en castidad, fe y amistad.


7. James Parker: "me acosté con 200 hombres, hoy soy un heterosexual casado feliz"

Hay hombres homosexuales que siguen la vida del celibato y las amistades castas, y otros que logran avivar sus sentimientos heterosexuales y vivir un matrimonio heterosexual feliz. El inglés James Parker es uno de estos.

"Yo había nacido gay, era todo lo que sabía. Llegué a tener 200 parejas sexuales. [...] Siguiendo el consejo de un amigo fui a terapia para resolver mis problemas hacia con las relaciones y el compromiso. No hubo nada brutal o desgarrador en la ayuda que recibí; las historias de terror que escuchamos de algunos de esos documentales sobre el cambio gay-heterosexuales, no se aplicaron aquí. [...] Mis miedos y la ansiedad disminuyeron gradualmente, y empecé a sentirme más aceptado cuando estaba entre hombres y mujeres. Pasé de rechazar constantemente la identidad masculina a abrazarla; mi postura corporal cambió, empecé a caminar más recto y perdí mi manera afeminada de andar. Me cambió el tono de voz de tal manera que la gente incluso me lo solía decir".

James Parker. James Parker, inglés, dejó primero la promiscuidad, luego la vida gay, y ahora es un padre de familia heterosexual felizmente casado.


"Llevo casado con mi mujer ocho años, tenemos una hija de cinco años. Me encanta el arte y el teatro, pero me gustan los deportes de equipo, esos que temía tanto cuando era niño. Una de mis películas favoritas es "Salvar al soldado Ryan" porque trata la amistad profunda entre hombres, algo que nunca antes había disfrutado. ¿Soy ahora exclusivamente heterosexual? algunos me preguntan. La mayoría del tiempo, sí. Para casi todo el mundo la sexualidad surge de manera natural, en mi caso suele ser así, casi siempre. No echo de menos el estilo de vida gay que dejé atrás - cuando visité a mi ex novio, cinco años después de la terapia, pude ver los inconvenientes de esa vida, había contraído el SIDA".

8. Joseph Sciambra: hizo porno gay, se prostituyó... hoy anima a que nadie viva eso

Joseph Sciambra, de California, no conectó bien con su padre. "Mi padre era ambicioso, audaz, ruidoso. Yo no era como él. Mi padre era fuerte y corpulento. Yo no". 
El consumo de pornografía en su adolescencia fue la puerta de entrada en un plano inclinado que le condujo, años después, a convertirse en actor porno gay y a prostituirse. 
Tras estar a punto de morir y regresar a la fe en 1999, hoy anima a las personas homosexuales a vivir en castidad con su web josephsciambra.com. 

Explica que el impacto que le produjo ver rezar el Rosario a su padre fue el empujón que le hizo retomar el amor a la vida y optar por la vida casta y de fe.





9. David Prosen: "Jesucristo es el hombre fuerte y masculino que me rescató"

David Prosen es uno de los testimonios difundidos por el documental "The Third Way: Homosexuality and the Catholic Church".

"Yo me sentía muy triste viviendo en el ambiente gay. Sentía soledad, depresión y un desesperado deseo de ser amado. Sólo quería ser amado y odiaba la persona en la que me había convertido. Cuando encontré a Dios, encontré la esperanza. Encontré la paz y encontré un amor verdadero, auténtico. Supe que Él me amaba de verdad, que le gustaba a pesar de mis imperfecciones o errores. Siempre me había amado totalmente, hasta el punto de que murió por ti y por mí", explica.

Reflexiona sobre los huecos que vivió en su identidad "gay". "Nunca me sentí un hombre viviendo en la cultura gay. De hecho, no sabía quién era; sabía sólo que era gay. No me veía como una mujer, pero tampoco pensaba que fuera un hombre. Entonces me vestía como un "macho" con la esperanza de ser rescatado por un hombre muy masculino que me amara incondicionalmente. Pues bien, sucedió, pero no del modo como yo pensaba. Jesús es el hombre fuerte y masculino que me rescató".

La historia de David Prosen se puede leer aquí en ReL

10. Tim Murphy, ateo y gay: Dios le habló, y vivió casto con su pareja



Tim Murphy era monaguillo en la parroquia cuando tenía apenas 6 años y un chico mayor abusó sexualmente de él. Más tarde, a los 18 años, un clérigo también abusó de él. No parece extraño, con estos antecedentes, que en el instituto desarrollara atracción por el mismo sexo y odio hacia la iglesia y Dios. Era un joven sensible e inteligente, enamorado de la literatura, malo en deportes, muy pronto adicto al alcohol, amante de la caza y la poesía. A los 22 años conoció a Alan Sullivan, que entonces tenía 24, y sería su amante durante toda su vida, su editor, amigo y traductor.

Tim Murphy. El poeta Tim Murphy, con uno de sus libros.

En marzo de 2004, con 53 años, Murphy atravesaba muchos problemas y casi se suicidó. Pero entonces una experiencia mística insospechada le acercó a Dios. Y a su amante le pasó algo similar. Ambos pasaron a vivir una vida de fe y de amistad casta.

Su asombroso testimonio se puede leer aquí en ReL

Hay, por supuesto muchas más historias. Cada viaje es único, pero muchas experiencias se repiten. En el fondo hay un deseo de amar y de ser amado y de vivir con una plenitud y equilibrio que la vida gay no puede dar. No hay motivo para el orgullo gay.

Artículo publicado en ReL el 27 de junio de 2017.

Preguntas sobre el "matrimonio" homosexual


Traducción al español de las Respuestas a las preguntas más frecuentes sobre la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, que ha publicado la Conferencia Episcopal Católica del Canadá.


Por: Conferencia Episcopal Católica del Canadá | Fuente: Conferencia Episcopal Católica del Canadá



Ofrecemos, por su interés, la traducción al español de las Respuestas a las preguntas más frecuentes sobre la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo que ha publicado la Conferencia Episcopal Católica del Canadá. Muchas de las respuestas se basan en un informe del pasado mes de febrero sobre el matrimonio presentado por la Conferencia Episcopal ante la Comisión permanente sobre Justicia y Derechos Humanos de la Cámara de los Comunes.

El texto completo de esta exposición adaptada está disponible en la página web de la Catholic Organization for Life and Family y en la página web de los obispos (http://www.cccb.ca).

P: ¿Cómo puede decirse que el principal fin del matrimonio es la procreación, si no todas las parejas casadas tienen hijos, no todos los hijos nacen dentro del matrimonio y, con las nuevas tecnologías y la ayuda de una tercera persona de sexo opuesto, las parejas del mismo sexo pueden tener hijos?

R: El hecho de que algunas parejas casadas no tengan hijos sea por causa de infertilidad o decisión personal no determina el fin del matrimonio. Las excepciones prueban, no invalidan, la regla; las formas de actuar individuales no invalidan los objetivos de una institución; las variaciones no anulan una norma.

El hecho biológico inherente que permanece es que, por lo general, el matrimonio entre un hombre y una mujer dará como resultado niños. Hecho que no pueden alterar ni cambios en el reino de las ideas, ni tendencias sociales o nuevas tecnologías.

P: ¿Acaso no han evolucionado durante años los fines del matrimonio? Por ejemplo, ya no se tolera la violación bajo la cobertura del matrimonio, o las leyes familiares han desarrollado el reconocimiento de la igualdad de los esposos. ¿Ha evolucionado hoy el fin del matrimonio desde la procreación hasta el reconocimiento de la expresión de un compromiso?

R: El fin central del matrimonio, que ha servido a la sociedad desde tiempos inmemoriales, no ha cambiado. Los desarrollos mencionados arriba no tienen que ver realmente con la naturaleza del matrimonio sino con cambios dentro de la estructura actual del matrimonio. Simplemente han sido desarrollos para reforzar, no para redefinir la institución. Incluso, aunque el matrimonio haya estado evolucionando durante años, siempre ha sido en continuidad con su naturaleza.

P: El énfasis sobre la reproducción, ¿significa que los matrimonios de parejas infértiles son inválidos?

R: Hay parejas que no tienen hijos por elección personal o por infertilidad: el aumento de los segundos matrimonios significa que se convierten en una circunstancia más común que en el pasado.

Pero las excepciones no invalidan, sino que más bien prueban la regla, especialmente cuando tienen lugar en una institución que juega una papel tan vital como el matrimonio. Cómo se viva actualmente un matrimonio no determina los objetivos de una institución importante, que tienen objetivos críticos para el futuro de la sociedad.

P: ¿En qué manera afecta a los matrimonios de distinto sexo el que se dé la posibilidad legal de casarse a las parejas del mismo sexo?

R: El matrimonio es un consentimiento personal y también social. Lo que se reconoce legal y socialmente no es sólo el consentimiento personal sino también un consentimiento social que contribuye al futuro de la sociedad al tener y criar hijos. Aunque no todas las parejas casadas tengan hijos, la relación entre un hombre y una mujer tiene el potencial inherente de crear hijos.

Permitir a las parejas del mismo sexo casarse cambiaría la definición de matrimonio hasta tal punto que dejaría de ser matrimonio. La procreación no es sólo el fin del matrimonio sino que es esencial a la institución. Además, la complementariedad y riqueza de la diferencia sexual es esencial para la expresión del amor conyugal.

Se deben analizar las leyes no sólo según su impacto en los individuos sino también por su impacto en el tejido social. Es importante para la estabilidad de la familia y, en última instancia, de la sociedad, consolidar la institución del matrimonio.

El señor juez Pitfield en un dictamen del Tribunal Supremo de la Columbia Británica de octubre del 2001 expresaba la dimensión social del matrimonio de esta forma: «El estado tiene una justificación demostrablemente genuina al conceder reconocimiento, preferencia y precedencia a la naturaleza y carácter de los acuerdos centrales y sociales en los que una sociedad se apoya».

P: ¿Qué respuesta se puede dar a las parejas del mismo sexo que dicen que, si se les permitiera casarse, sus uniones se consolidarían y sus hijos se verían mejor protegidos, puesto que el reconocimiento les quitaría el estigma social?

R: El hecho es que los niños están viviendo hoy en día en una variedad de hogares: familias mezcladas, familias extendidas, familias de un solo progenitor, familias en las que ha muerto un progenitor, familias pobres, familias ricas.

Durante siglos, el matrimonio se ha basado en la promoción de la relación de pareja y la continuidad de la sociedad. No se ha basado en primer lugar sobre la afirmación de la elección de vida de uno de los componentes de la pareja. En cuanto al estigma social, es importante reforzar la enseñanza de la Iglesia de que todos los seres humanos tienen igual dignidad humana y son dignos del mismo respeto, porque han sido creados a imagen de Dios; esto es verdad aunque cierto comportamiento sexual sea o no aceptado por la Iglesia.

P: Permitir a las parejas del mismo sexo casarse, ¿devaluaría el matrimonio?

R: Conceder a las parejas del mismo sexo el derecho legal al matrimonio podría cambiar la definición del matrimonio hasta tal punto que dejaría de ser matrimonio. Borrar las distinciones entre el matrimonio y otras formas de relación podría dar como resultado menor diversidad en la sociedad, no mayor.

Esto no es hacer juicios sobre la riqueza y el valor de los individuos en los diferentes tipos de relación. Todos los seres humanos tienen una dignidad humana inherente porque vienen de Dios y son amados por Dios.

Resulta apropiado distinguir entre matrimonio y otros tipos de relaciones porque así ha sido durante siglos y continúa siendo el marco a través del cual se perpetúa la sociedad misma. Las estadísticas prueban de manera aplastante que el matrimonio es el mejor ambiente en el que criar a los hijos.

Como afirmaba el señor juez Pitfield en una decisión de la Corte Suprema de Columbia Británica, en octubre del 2001, «la única cuestión es si el matrimonio puede convertirse en algo que no es, para englobar otras relaciones».

P: Las parejas del mismo sexo tienen ahora casi todos los mismos beneficios sociales que las parejas casadas; ¿no se estará en realidad luchando sólo por una palabra? ¿Qué hay tan importante en la palabra «matrimonio»?

R: Las palabras son importantes. Por ejemplo, nuestros nombres personales, nuestros apellidos son «sólo palabras». Las palabras significan quién y qué somos y el significado de las instituciones. El matrimonio tiene un enorme significado porque ha existido a través de todas las culturas, credos y sistemas políticos que recuerda la historia. El matrimonio es una palabra que está llena de historia, significado y simbolismo, y que deberíamos conservar para esta realidad única.

P: Si algunos aspectos del matrimonio se asemejan a los de otras relaciones, ¿esto significa que no es distinto de otras relaciones?

R: Es cierto que las relaciones de parejas de hecho producen hijos, algunos matrimonios no, y algunas parejas del mismo sexo tienen hijos sea de relaciones anteriores o con la ayuda de las nuevas tecnologías.

Lo que es importante es no dividir el matrimonio en sus componentes sino mirar a su fin más importante que está profundamente arraigado en nuestra historia, cultura y tradiciones religiosas.

P: ¿Rehusar a las parejas del mismo sexo el derecho a casarse sería hacer lo mismo que las leyes de algunos países que se usan para prevenir el matrimonio entre razas diferentes?

R: La analogía es inválida porque las leyes raciales no tienen justificación a la hora de mantener separadas las razas, no a la hora de hablar de la naturaleza del matrimonio. Los matrimonios del mismo sexo podrían, como ocurre con la poligamia, cambiar la verdadera naturaleza del matrimonio al convertirlo en algo que no es.

P: Hay tres casos judiciales en Ontario, Quebec, y Columbia Británica sobre la definición del matrimonio. En todos los tribunales se ha afirmado que la definición de oposición de sexos del matrimonio es discriminatoria, y sólo en uno (el caso de Columbia Británica) se declaró que la discriminación era justificable. El cambio en la definición del matrimonio, ¿no será sólo una cuestión de tiempo? ¿No debería la Iglesia promover la igualdad?

R: Primero, estos son juicios de tribunales de primera instancia y hay un largo proceso de apelación. Las distinciones legales y sociales se hacen entre matrimonio y otros tipos de relación como uniones de hecho, uniones del mismo sexo y otras relaciones adultas no sexuales, no sobre la base de características personales irrelevantes.

La naturaleza de estas relaciones es substancialmente diferente del matrimonio, incluso teniendo aspectos similares. La institución del matrimonio trasciende las excepciones. Ni se está sugiriendo que las distinciones se hagan sobre la base de que los individuos en un tipo de relación sean más dignos de respeto como seres humanos que otros.

La enseñanza católica deja claro que se debe respetar la dignidad de todos los seres humanos porque han sido creados a imagen de Dios. Lo que se está cuestionando aquí es si redundará en beneficio de la sociedad cambiar la definición del matrimonio hasta el punto de que ya no corresponda a su realidad, no sólo como ha sido conocido y vivido durante siglos, sino también como es conocido y vivido por la vasta mayoría de los canadienses de hoy, así como por el resto del mundo.

P: ¿Qué se puede decir sobre las uniones de hecho del mismo sexo?

R: Hay otras relaciones entre adultos que implican compromiso, cariño e interdependencia emocional y financiera, impliquen o no un componente sexual. Si el gobierno ve conveniente tratar sus preocupaciones a través de uniones civiles o parejas registradas, se debería hacer de manera que no redefina radicalmente el matrimonio. El matrimonio debe mantenerse como una institución de sexos opuestos.

P: Las personas que forman parejas del mismo sexo formarán parte del registro de uniones civiles que se creará para ellas, ¿no serán tratados como ciudadanos de segunda clase?

R: Tratar el matrimonio de manera diferente no es un juicio sobre el valor o dignidad humana de los individuos en los diferentes tipos de relaciones. La distinción se hace debido al papel diferente que el matrimonio ha desempeñado en la perpetuación y estabilidad de la sociedad.

Ser homosexual no es pecado: Arzobispo recuerda la enseñanza de la Iglesia Católica

explicación de los que sufren de la homosexualidad no pecan

Por: www.aciprensa.com | Fuente: www.aciprensa.com/




El Arzobispo de Montevideo (Uruguay), Mons. Daniel Sturla, reiteró la doctrina de la Iglesia con respecto a las personas con atracción al mismo sexo. Al tiempo que recordó que “el matrimonio es entre varón y mujer” aseguró que ser homosexual “no es pecado”.

Entrevistado por El Observador TV de Uruguay, Mons. Daniel Sturla recordó que “ya en el Catecismo de la Iglesia Católica que se publicó siendo Papa Juan Pablo II se habla de la no discriminación y de la atención a estas personas, que en la medida que también sean personas de fe, bautizados, pertenecen a la Iglesia Católica”.

El Arzobispo uruguayo subrayó que “Jesús vino para todos” y señaló que “si hay algo universal es el mensaje de Cristo, es para todas las personas en las situaciones que se encuentran”.

“Dios te ama, no porque seas heterosexual, homosexual, o lo que sea: Dios te ama porque eres una persona, hijo de Dios”, indicó, remarcando que “el Evangelio es para todos, la vida cristiana es para todos”.

“Después en los discernimientos morales con respecto a la comunión, por ejemplo, ahí entran otra serie de factores que hay que hilar más fino y que de repente no son tanto para un programa sino para una charla personal con alguien que está en una situación compleja”.

Sin embargo, Mons. Sturla destacó que “así como está esta apertura también es clara la postura de la Iglesia Católica con respecto al ‘no al matrimonio homosexual’”.

“Esto seguramente no va a cambiar, como además el Papa de algún modo lo ha dicho porque para nosotros el matrimonio es entre varón y mujer. El matrimonio tiene que estar unido a la transmisión de la vida, a esa posibilidad”.

Con respecto a la comunión de personas homosexuales, explicó, “una cosa es la persona y otra son las conductas. Ser homosexual o tener una orientación sexual determinada no es pecado. Otra cosa son las conductas sexuales diversas. Ahí la Iglesia es clara en cuál es la propuesta”.

“Una persona en pecado, no puede comulgar sea cual sea el pecado. Una persona que no paga impuestos que tiene que pagar no puede comulgar si no está arrepentido, se confiesa y paga los impuestos que tiene que pagar. El tema no es lo sexual como el gran tema que impide la confesión”.

La propuesta de la Iglesia, dijo el Arzobispo uruguayo, “es que la sexualidad es para ser vivida dentro del sacramento del matrimonio entre varón y mujer”.


“Ahora, que esto es un ideal que queda muy alto. Sí, pero ese ideal alto no es solo para las personas homosexuales, también lo es para los heterosexuales”.

Mons. Sturla indicó que se debe analizar “cada realidad y ahí viene el acercamiento pastoral, pero la persona como tal sea cual sea su orientación es querida por Dios”.




Cómo afronta la Iglesia un fenómeno creciente



Cuando eres gay y quieres bautizar a tus hijos
Los sacerdotes y obispos enfrentan el reto de equilibrar sus sensibilidades pastorales con la preocupación de originar un escándalo

Por: Brian Fraga | Fuente: http://es.aleteia.org


Los sacerdotes y obispos de Estados Unidos se enfrentan cada vez más frecuentemente al reto de equilibrar sus sensibilidades pastorales con la preocupación de originar un escándalo público ante las parejas del mismo sexo de todo el país que acuden a la Iglesia a bautizar a sus bebés.

Se trata de un fenómeno creciente que fue tema de debate del Sínodo extraordinario de Obispos sobre la familia. La situación ya era motivo de reflexión entre varios obispos y pastores.

La diócesis de Madison, Wisconsin, ya está implementando una normativa nueva que exige a los sacerdotes consultar con el vicario general diocesano cada vez que una pareja del mismo sexo solicite el bautismo de un niño o niña.

“Como saben, hay multitud de dificultades, retos y consideraciones asociados con esas uniones antinaturales (incluyendo el escándalo) ligadas al bautismo de un niño, y dichas consideraciones se relacionan con la teología, el derecho canónico, el enfoque pastoral, la adaptación litúrgica y el registro sacramental”, escribe James Bartylla, vicario general diocesano de Madison, dirigiéndose en un correo electrónico interno a sacerdotes, recogido por primera vez por el diario Wisconsin State Journal.

En cierto modo, las parejas del mismo sexo que buscan el bautismo de los niños a su cargo son la continuación de una tendencia de las últimas décadas en Estados Unidos, que presentaba la necesidad de bautizar en la Iglesia católica a un creciente número de bebés nacidos fuera del matrimonio.


La actitud general de los obispos y sacerdotes ha sido la de bautizar a los niños siempre y cuando los padres no dijeran públicamente que disentían de la doctrina de la Iglesia sobre la intimidad sexual y su lugar correspondiente en el matrimonio entre un hombre y una mujer.

“Aunque las personas hayan caído en la debilidad, se presuponía que al menos aceptaban la norma y que intentarían vivir conforme a ella”, escribía Charles Pope el 29 de junio en su blog para la página web de la archidiócesis de Washington.

Tanto el papa Francisco como el papa Emérito Benedicto XVI durante su pontificado han defendido la práctica de bautizar a niños cuyos padres no viven conforme a la doctrina de la Iglesia, sobre la base de que los niños no tienen culpa de la situación de sus padres y de que el bautismo puede tener un efecto evangelizador.

Sin embargo, la situación con las parejas del mismo sexo que quieren bautizar a sus bebés presenta una nueva serie de cuestiones.

Un pastor tiene que considerar si la sincera intención de la pareja es la de educar al niño en la fe católica o si, por contra, los padres buscan una forma de legitimar su unión.


“En ocasiones no tienen una intención real de educar a sus hijos en el ejercicio de la fe. Sólo quieren que su bebé esté bautizado, así que esto hay que confrontarlo”, explica Roger Landry, sacerdote de la diócesis de Fall River, Massachusetts, quien afirma hacer recibido en tres ocasiones a parejas del mismo sexo que buscaban preparar un bautismo.

Landry explicó a Aleteia que retrasó el bautismo de uno de los niños cuando quedó claro que sus padres no tenían intención de educarlo en la fe, sino que buscaban usar el bautismo como un símbolo de la aceptación de la Iglesia de su estilo de vida, además de para complacer a sus respectivas familias católicas.

En el caso de las otras parejas, Landry comentó que los padres accedieron a cumplir con sus obligaciones después de que les explicara el rito bautismal y su responsabilidad en la educación de sus hijos en la fe católica.

“Así espero crear un diálogo que más adelante les permita comenzar a aplicar un entendimiento más completo de las enseñanzas de la Iglesia respecto a las decisiones que han tomado en sus vidas”, continuó Landry.

Y añadió que la esperanza a largo plazo es la de una transformación vital que rara vez sucede tras una única conversación de una hora.

El Código del Derecho Canónico explica que para que un niño sea bautizado en la Iglesia “se requiere (…) que haya esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la religión católica” (Canon 868).

La Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos, en su documento de 2006 Ministerio a las personas con inclinación homosexual: Directrices para la atención pastoral, explica que la Iglesia no niega el bautismo de los niños al cuidado de parejas del mismo sexo, siempre y cuando sean educados en la fe.

“En los casos en que se permita el bautismo, los ministros pastorales deben ejercer un juicio prudencial cuando preparen las ceremonias bautismales”, explican los obispos en el mencionado documento, explicando también que el bautismo de niños en hogares de parejas del mismo sexo “presenta una seria preocupación pastoral”.

En Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización, el documento de trabajo para el Sínodo sobre la Familia que tuvo lugar en octubre de 2014, se recoge que muchos de los encuestados que respondieron a una serie de preguntas distribuidas por toda la Iglesia el año 2013 indicaron que “sería útil recibir directrices pastorales más concretas para estas situaciones”.

Cuando parejas del mismo sexo traen a niños para ser bautizados, el documento recoge que “las respuestas, casi por unanimidad, subrayan que el pequeño debe ser acogido con la misma atención, ternura y solicitud que reciben los otros niños”.

“Cuando personas en una situación irregular de cualquier índole piden el bautismo para niños a su cargo, los sacerdotes y otros ministros de la Iglesia deben considerarlo como una oportunidad preciosa tanto con respecto a los niños como a aquellos que a su cargo”, declara el Peter F. Ryan, director ejecutivo de la Secretaría de Doctrina de la Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos.

“En estas ocasiones, los ministros de la Iglesia deben rogar a Jesús por la gracia que necesitan para comunicar de forma efectiva y sincera su amor y la verdad que enseña su ofrenda de vida. Los ministros deben además ser discretos para asegurar que se cumplan las condiciones para un bautismo lícito y se evite el escándalo”, expuso Ryan a Aleteia.

En este intento por encontrar un equilibrio entre el derecho del niño al bautismo y la preocupación por provocar un escándalo, la Iglesia se encuentra “entre la espada y la pared”, asegura John Grabowski, profesor de teología moral y ética en la Universidad Católica de América.

“La Iglesia, al conceder el bautismo a niños de parejas no casadas, en particular parejas del mismo sexo, podría dar pie a interpretaciones por personas tanto dentro como fuera de la Iglesia de que se está dando una aprobación tácita a estas relaciones y diciendo que son tan buenas como cualquier otro matrimonio», declaró Grabowski a Aleteia.

“Los obispos están intentando hacerlo lo mejor que pueden como pastores con una situación muy importante y sensible, donde ambos juegos de intereses se encuentran en tensión mutua”, añadió Grabowski.

Carlos Ñáñez, arzobispo de Córdoba, Argentina, explicó en abril de 2014 que el bautismo de un bebé criado por su madre biológica y por su pareja del mismo sexo no suponía un respaldo a su estilo de vida.

El arzobispo contó que el caso “es como el de cualquier persona que pide el Bautismo” y que el bautismo es un “derecho” de la niña.

En mayo del mismo año, en Saltillo, México, el obispo Raúl Vera López bautizó a una niña al cargo de una pareja lesbiana. Según consta en los medios locales, el arzobispo declaró que si los padres buscan el bautismo “es porque hay fe cristiana”.

El Padre Landry, de la diócesis de Fall River, dijo que una de las parejas de lesbianas que acudieron a él cumplió con su promesa de educar al bebé en la fe católica. La pareja estuvo llevando al hijo a misa los domingos y no recibía la Sagrada Comunión.

“Pero estaban ahí todas las semanas”, relató el Padre Landry. “Tenían claro el compromiso que hicieron con el bautismo. Les doy mucho crédito por eso”.

Landry continuó explicando que puede haber diferentes valoraciones pastorales sobre lo que significa tener una “esperanza fundada” en que los padres —y los padrinos— cumplirán con los compromisos que hacen en nombre del bebé con el bautismo.

“Definitivamente queremos ser capaces de bautizar a los bebés debido a las consecuencias para la salvación que Jesús explicó de forma clara en los Evangelios”, matiza el Padre Landry.

“Yo mismo y la mayoría de pastores interpretamos de forma muy indulgente el requerimiento de una esperanza bien fundada cuando los padres declaran su intención de criar a su hijo conforme a la fe católica, enseñándoles y yendo a misa. Es posible que no cumplan con su compromiso, pero siempre y cuando hagan el compromiso verbal es suficiente, porque queremos ver al bebé bautizado”.

Y añadió: “No hay que culpar al bebé por las circunstancias en las que están”.




Por qué el Papa dirá siempre «no» al «matrimonio gay»

Una cosa es la acogida de las personas homosexuales y otra es la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo


Por: Andrea Tornielli |



El voto irlandés en el que triunfó la mayoría del «sí» a favor del matrimonio homosexual interroga a la Iglesia. El cardenal Pietro Parolin, “primer ministro” de Papa Francisco, definió el resultado del referéndum irlandés sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo como una «derrota para la humanidad». El arzobispo de Dublín, en entrevista con “La Stampa”, comentó en caliente el resultado de la votación hablando sobre «revolución cultural» y explicando que «la Iglesia debe preguntarse cuándo comenzó esta revolución cultural y por qué algunos en su interior se rechazaron a ver este cambio». Mientras el presidente de la Conferencia Episcopal Italiana, el cardenal Angelo Bagnasco, en una entrevista con el periódico italiano “La Repubblica”, habló sobre la necesidad de un diálogo «sereno, sin ideologías» sobre estos temas y añadió que el resultado de la votación irlandesa «plantea interrogantes sobre nuestra capacidad de transmitir a las nuevas generaciones los valores en los que creemos, capacez de un diálogo que tenga en cuenta la situación concreta de las personas».

Tonos y énfasis que presentan varios matices y que se suman a las interpretaciones sobre el pensamiento de Papa Francisco en relación con estos temas. ¿Cuál es la posición del Papa que ha dicho «Si una persona es “gay” y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla?» ante las legislaciones que introducen los matrimonios entre personas del mismo sexo?

Las lecturas ideológicas, en ambas partes, se olvidan de que una cosa es la acogida de las personas homosexuales manifestada por Papa Francisco y en línea con lo que se afirma en el Catecismo de la Iglesia Católica, y otra es la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo.

Cuando era cardenal de Buenos Aires, en 2010, Jorge Mario Bergoglio se había pronunciado al respecto, evitando declaraciones públicas, con dos cartas. En la primera, enviada a las monjas de clausura de cuatro monasterios, afirmó que la cuestión no era «una simple lucha política», sino que los matrimonios entre personas del mismo sexo representaban «una pretensión destructiva del plan de Dios». En la segunda, enviada al presidente del consejo de los laicos de la diócesis, animaba a los laicos a luchar por los valores cristianos. Esta última fue publicada con la aprobación de su autor, pero la segunda se filtró a la prensa y provocó varias polémicas. Como Papa, con una referencia a la teoría de género que se puede aplicar a las legislaciones que comparan el matrimonio entre hombre y mujer con las uniones entre personas del mismo sexo, ha hablado en más de una ocasión de «colonizaciones ideológicas». Es, pues, difícil, presentar a Francisco como un patrocinador de los matrimonios homosexuales, oponiéndolo, tal vez, a las jerarquías eclesiásticas.

Lo que es evidente es que el Papa (por ejemplo mediante las catequesis de las audiencias de los miércoles dedicadas al tema de la familia) quiere presentar de manera positiva la belleza de la familia basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, y la necesidad de apoyarla y protegerla. Apuesta por evangelizar con ejemplos que atraen, en lugar de limitarse a repetir condenas, como quisieran algunos círculos católicos que se sienten vivos solo cuando tienen un enemigo que combatir. Claro, «la revolución cultural» del referéndum irlandés expone las dificultades que tiene la Iglesia en la transmisión de su enseñanza incluso en los países que hace tiempo eran “muy católicos”. Pero la respuesta frente a la secularización difícilmente podrá pasar a través de batallas y contraposiciones estériles.


Ayuda para las personas con homosexualidad




Personas con la inclinación homosexual siempre han vivido en la sociedad, pero la Iglesia últimamente ve la necesidad de ofrecer una pastoral con grupos de apoyo e información


Por: Vida Humana Internacional | Fuente: Vida Humana Internacional

Ayuda para las personas que tienen una orientación homosexual

Personas con la inclinación homosexual siempre han vivido en la sociedad, pero la Iglesia últimamente ve la necesidad de ofrecer una pastoral con grupos de apoyo e información para personas con esta inclinación. Hasta hace unos pocos años, estas personas se han encontrado solas tratando de vivir castamente o por el contrario, escuchando y aceptando lo que los activistas homosexuales radicales les han propuesto.

El Cardenal Terence Cooke de Nueva York conoció la necesidad de esta pastoral para que las personas con inclinaciones homosexuales puedan experimentar la libertad de poder vivir castamente, y en esa libertad vivir una vida plena en comunión con Dios y los demás.

El Cardenal Cooke invitó al Padre John Harvey a su diócesis, por la gran experiencia que tenía en este campo pastoral. El, el Padre Benedict Groeschel CFR y otros, comenzaron el Apostolado de Courage ("Ánimo") en 1980. El proyecto fué ampliamente apoyado por la Santa Sede y ahora cuenta con más de 95 capítulos en todo el mundo, ayudando a cientos de hombres y mujeres que encuentran la paz a través del compañerismo, la oración y el compromiso de conocer, entender y seguir la enseñanza de la Iglesia.

Las 5 metas de Courage son:

1- Vivir vidas castas, de acuerdo a las enseñanzas de la Iglesia Católica (castidad).

2- Dedicar sus vidas a Cristo a través del servicio a otros, la lectura espiritual, la oración, meditación, dirección espiritual individual, asistencia frecuente a la Eucaristía, y recepción frecuente de los sacramentos de Reconciliación y Eucaristía (oración y dedicación).

3- Promover un espíritu de compañerismo en el que todos puedan compartir sus ideas y experiencias, para segurarse de que nadie tenga que enfrentar sus problemas de homosexualidad solo/a (compañerismo).

4- Estar consciente de la verdad de que las amistades castas no son solamente posibles, sino necesarias en la vida cristiana casta. Así se dan todos apoyo mutuamente para entablarlas y mantenerlas (apoyo).

5- Vivir vidas que sirvan de buen ejemplo a otros (buen ejemplo). Los capítulos tienen el apoyo de las arquidiócesis locales y reciben fondos de ellos.

Encourage es la pastoral asociada a Courage, que se ocupa de ayudar a los padres y los familiares de las personas con inclinación homosexual.

En la vivencia de la castidad se encuentra mayor libertad, paz y gracia para crecer profunda y espiritualmente.

Courage es prácticamente la única pastoral a las personas con deseos homosexuales, que cuenta con aprobación de la Iglesia Católica. (Otras iniciativas como "Dignity" no tienen una metodología de recuperación redentiva en la castidad, y no son consideradas conformes a la enseñanza de la Iglesia).

Vida Humana Internacional apoya y promueve la creación de Capítulos Courage en América Latina, donde no hay aún una pastoral dedicada a las personas que sufren debido a su inclinación homosexual.

VHI está convocando la organización de varios congresos con la participación del fundador de Courage, el Padre Harvey, y otros colaboradores con experiencia en el proyecto Courage.

La curación de la homosexualidad


La clave de la curación de la homosexualidad ha sido el perdón y la espiritualidad
Por: Richard Fitzgibbons | Fuente: NARTH


Introducción

La curación de la homosexualidad consiste en un proceso de descubrir con compasión las heridas emocionales del pasado, resolver el enojo contra aquellos que las han causado a través de un proceso de perdón, utilizar técnicas de conocimiento y de comportamiento, admitir la impotencia ante el sufrimiento emocional y apoyarse en la espiritualidad católica y en los sacramentos.

Aunque cada uno de estos pasos es importante, en mi experiencia clínica de los últimos 20 años con cientos de adolescentes y jóvenes, la clave de su recuperación ha sido el perdón y la espiritualidad. Ninguna medida de perspicacia, amor y afirmación de otros adultos, de auto-determinación, de conocimiento o comportamiento pueden resolver las heridas emocionales tan profundamente grabadas que estas personas arrastran. Sólo el amor de Dios es capaz de superar la dolorosa soledad y tristeza, así como los miedos y las inseguridades al proporcionar un sentimiento de haber sido amado profundamente, de ser especial y de haber sido protegido en todas las etapas de la vida. A medida que las heridas emocionales se curan, las inclinaciones y conductas homosexuales disminuyen y con el tiempo desaparecen.

En cuanto al éxito de la psicoterapia en el tratamiento de la homosexualidad, en 1962, Bieber informó que hubo una tasa de curación del 27% basada en el psicoanálisis. Una encuesta reciente de 285 psicoanalistas que trataron a 1.215 pacientes homosexuales arrojó que el 23% cambió hacia la heterosexualidad. Estos enfoques tradicionales de tratamiento no utilizaron un proceso de perdón para resolver el resentimiento interior ni una espiritualidad cristiana para la tristeza, la baja autoestima y la desconfianza.
Sin embargo, yo he tenido la experiencia de que cuando el perdón y la espiritualidad cristiana son partes esenciales del tratamiento, la tasa de curación de la homosexualidad es cerca del 100%.

1. Entender

Cada vez más varones homosexuales están recibiendo terapia por miedo al SIDA. Al principio, muchos de ellos se resisten a reconocer que tienen heridas emocionales por miedo a afrontar ese dolor o debido a la influyente cultural actual que no admite la existencia de conflictos emocionales relacionados con la homosexualidad. Sin embargo, la mayoría de los que buscan un tratamiento están abiertos a la verdad y no se niegan a explorar las decepciones que han sufrido en la vida. Su apertura aumenta si el terapista muestra optimismo y confianza en la curación de las heridas emocionales que han causado la homosexualidad.

La identificación y el entendimiento de los conflictos emocionales en las diferentes etapas de la vida son los primeros pasos en el proceso de recuperación. Las heridas ocurren en su mayoría durante la infancia y la primera parte de la adolescencia y surgen de decepciones con padres, hermanos y compañeros. Este dolor normalmente se niega, pero vuelve a surgir con la máscara de tentaciones homosexuales. Sin embargo, para algunos, las atracciones homosexuales puede que no se manifiesten hasta después de los 20 ó 30 años. En esos casos, algún trauma de la vida adulta suscita inconscientemente los traumas no resueltos de la infancia y la adolescencia.
En más del 70% de los varones homosexuales que he tratado, el mayor problema que se identifica en la fase de entendimiento del tratamiento es una débil identidad masculina. Esta inseguridad es, la mayoría de las veces, el resultado de un continuo rechazo de compañeros y ocasionalmente del padre por causa de las limitaciones atléticas.

La segunda herida más común es la de un padre emocionalmente distante, insensible y poco animador. Mientras que generalmente hay poca resistencia a la hora de reconocer la herida de los deportes, muchos hombres tienen una gran dificultad en admitir cuánto han echado de menos emocionalmente a sus padres y lo muy heridos que se han sentido cuando esas necesidades no fueron satisfechas. Tal resistencia se puede superar en parte si el terapista comparte sus propias luchas a la hora de afrontar las decepciones que tuvo con su padre.

Estas dos áreas de trauma emocional no están siendo identificadas en muchos varones porque los terapistas no reconocen la poderosa influencia de los deportes y la relación con el padre en la formación de la identidad masculina. Por diversas razones ninguno de estos temas tan importantes aparecen en los escritos de psicología.
La desconfianza hacia las personas del sexo opuesto es la causa más común de la homosexualidad. A menudo, esto es el resultado de las heridas en la infancia y en la adolescencia de un padre excesivamente controlador, dependiente, intensamente egoísta, emocionalmente distante o manipulador, ausente, adicto o que no funcionaba como padre/madre.

También, un trauma de adulto puede resultar en un gran miedo a ser herido por las personas del sexo opuesto.

En la fase de entendimiento, las mujeres identifican las heridas más comunes que surgen y las predisponen a la homosexualidad como la desconfianza hacia un amor masculino causado por un trauma que tuvieron con un padre o con otros hombres y por una falta de afirmación por parte de sus madres. A diferencia de los hombres, el rechazo por parte de sus compañeras en la infancia y en la adolescencia rara vez causa la homosexualidad femenina.

El narcisismo y el enfado excesivo juegan un papel crucial en la dinámica del comportamiento homosexual compulsivo. Finalmente, los traumas sexuales de la infancia y un excesivo sentido de responsabilidad hacia otros miembros de la familia o asuntos profesionales son las causas menos frecuentes de la homosexualidad.

A medida que el proceso de entendimiento progresa, ocurren una serie de cambios emocionales. Inicialmente, muchos dicen que sienten alivio, felicidad y agradecimiento porque por primera vez han sido capaces de identificar alguna causa de sus actos y tentaciones homosexuales.
El dolor emocional puede itensificarse por un tiempo a medida que la persona recuerda y revive emocionalmente las heridas del pasado. A menudo esta es la primera vez que siente en toda su profundidad el dolor emocional de la tristeza, la inseguridad, la desconfianza y el enfado. Algunos pacientes pueden necesitar el apoyo de medicamentos durante esta fase de la curación.


2. Perdonar

La resolución de un enojo excesivo es esencial para la curación de varios desórdenes emocionales y adictivos, así como para la curación de la homosexualidad. Las dolorosas decepciones durante la infancia y la adolescencia producen un enfado muy fuerte, así como tristeza, desconfianza y baja autoestima. No es posible resolver la soledad, el miedo, el comportamiento compulsivo y la inseguridad sin eliminar primero el pozo de resentimiento relacionado con estas emociones.

Los rechazos de la infancia por parte de los amigos y los padres llevan primero a la tristeza y después al enojo. La emoción del enfado actúa entonces a modo de "cápsula" de la tristeza en las diferentes etapas de la vida. Para desalojar la tristeza, la cápsula de enojo tiene que romperse. Y esto sólo se logra por medio del perdón, porque la sola expresión del enfado no libera en realidad a nadie de un resentimiento o amargura interior.

Desafortunadamente, el campo de la salud mental, todavía incipiente, se ha apoyado casi exclusivamente en la expresión del enfado como el principal mecanismo para tratar esta poderosa emoción. Aunque la expresión del enojo es importante a veces, cuando se usa como único alivio para el enfado, tiene, sin embargo, un valor muy limitado, porque unas meras palabras o comportamientos no pueden compensar por el profundo resentimiento y amargura causados por dolorosas relaciones durante la infancia y la adolescencia que se han negado a través del tiempo.

En el pasado, a los que buscaban terapia para curar la homosexualidad rara vez se les invitaba a resolver los sentimientos de hostilidad hacia el padre y los compañeros, ni tampoco se les daba ningún consejo sobre el perdón. El no enfocar ni recomendar un tratamiento efectivo para el enfado que estaba oculto es una razón fundamental del por qué la terapia tradicional no producía más mejorías clínicas significativas.
La otra razón era el no darse cuenta del valor de la espiritualidad en el proceso de recuperación.

Después de analizar los rechazos específicos de la infancia, la adolescencia y la vida adulta, se recomienda un ejercicio de perdón para las relaciones de esas épocas de la vida. Al principio del tratamiento y regularmente durante el mismo, se les informa a los pacientes que sin la resolución del enfado relacionado con las heridas del pasado es improbable que terminen sus tentaciones o comportamientos homosexuales.

A los pacientes se les da la opción de perdonar en tres niveles:

El cognitivo, en el cual se toma la decisión de perdonar aunque el individuo no sienta ganas de hacerlo; el emocional, en el cual se llega a comprender a aquellos que han causado las heridas y en consecuencia el paciente siente ganas de perdonar; y el espiritual, cuando la persona ha sido herida tan profundamente que de hecho no puede perdonar por sí misma, por lo cual le pide a Dios la gracia de perdonar y de llevarse el enfado.

Al principio del proceso del perdón, la persona intenta imaginarse a sí misma durante un episodio doloroso del pasado y toma la decisión de abandonar su enfado hacia quien le causó el dolor. Al mismo tiempo se esfuerza por comprender los motivos de esa persona que le hirió. Este proceso normalmente comienza como un ejercicio intelectual o cognitivo, como una decisión de perdonar para superar el dolor, aunque emocionalmente no se tenga ninguna inclinación de perdonar. Con frecuencia, se gasta una cantidad considerable de tiempo y energías en este nivel del perdón antes de que el paciente sienta verdaderas ganas de perdonar.

A menudo, el ejercicio de perdonar se recomienda para las relaciones en las que la persona no tiene conocimiento consciente, o lo tiene muy limitadamente, de la presencia del enojo. Si la historia del paciente parece indicar que éste es el caso, se le pide que intente perdonar cada día a diferentes miembros de la familia o a amigos por las diferentes ocasiones a lo largo de su vida en puedan no haber respondido a su necesidad de ser aceptado, amado, animado o abrazado.

Este ejercicio produce a menudo un alivio emocional inmediato. Sin embargo, algunos descubren que se pasan semanas, meses e incluso años pensando en ellos mismos como niños o adolescentes perdonando a otros por rechazos específicos.

En algunos casos, en los que ha habido un serio trauma emocional en la infancia o en la adolescencia, el dolor emocional es tan profundo que el perdón a nivel natural es imposible. En tales casos, lo que se recomienda es el perdón espiritual. El paciente deberá meditar sobre verdades espirituales como, por ejemplo, el perdón de Jesús hacia quienes lo estaban matando: "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:34) o sobre el hecho de que sólo a Dios corresponde castigar a los culpables (véase Romanos 12:19).

En el caso de los que son católicos, el uso frecuente del Sacramento de la Reconciliación produce un enorme beneficio para los que descubren que tienen una intensa ira interior así como violentos impulsos de venganza, ya que necesitan más gracia para facilitar la resolución de su enojo. Yo regularmente recomiendo este Sacramento para la curación del enfado relacionado con la homosexualidad, particularmente para el enfado hacia padres, amigos o uno mismo.

Los ejercicios de perdón liberan a aquellos que sufren tentaciones homosexuales del sutil control que ejercen sobre ellos ciertas personas del pasado, les ayuda a olvidar las experiencias dolorosas, acelera la resolución de la tristeza y de la soledad, mejora la autoestima a medida que disminuye el enfado, reduce el sentimiento de culpabilidad, produce un alivio de la ansiedad cuando desaparece el enfado, mejora la capacidad para confiar, produce más compasión hacia los que causaron las heridas y contribuye a una mayor aceptación del pasado.

A medida que se comprende mejor a los que causaron el dolor, se desarrolla la percepción de que el comportamiento de muchas personas puede atribuirse a sus heridas emocionales, de que las personas que estaban cerca de uno lo han amado tanto como sus capacidades de amar se las permitieron y que muy raramente el dolor fue infligido deliberadamente.

Con todo, el resentimiento más fuerte y el que he visto más frecuentemente es el de aquellos que fueron víctimas del rechazo y del ridículo, a quienes se les convirtió en chivo expiatorio, usualmente por no ser buenos en los deportes. Las víctimas de tal ridículo a menudo reaccionan desarrollando un intenso enfado consigo mismas, así como violentas fantasías de venganza e, incluso, impulsos asesinos. Yo no he tratado nunca a nadie que llevara a la práctica este último tipo de furia; sin embargo, en la actual cultura de violencia, las inhibiciones ante el desahogo de impulsos hostiles han disminuido y algunos adolescentes llevan armas de fuego a la escuela e incluso han disparado a quienes les atormentaban.

Para quienes albergan impulsos violentos como resultado de haber sido chivos expiatorios, la resolución de su profundo resentimiento puede facilitarse mediante un proceso que empieza con la expresión física de su enfado en formas que no dañen a nadie, por ejemplo, dando puñetazos a un saco de boxeo, rompiendo objetos de poco valor o mediante ejercicios arduos y enérgicos (si no son dañinos para su salud). Esto debe seguirse inmediatamente de ejercicios de perdón intelectual y espiritual que ayuden a la persona a renunciar a sus deseos de venganza. Finalmente, el Sacramento de la Reconciliación es extremadamente útil en la curación de este resentimiento específico causado por el rechazo.
Muchos hombres que se sintieron emocionalmente abandonados por sus padres y que cayeron en la práctica homosexual inconscientemente buscando llenar ese vacío de amor paterno, tienen, al principio, una gran dificultad para perdonar a sus padres.

Pero si llegan a comprender cómo fue la infancia que tuvieron sus padres y se dan cuenta de que sus modelos de conducta también fueron a menudo emocionalmente distantes, crece en ellos la capacidad de sentir compasión por sus padres. Uno puede entonces llegar a entender que su padre le amó tanto como pudo y empieza a sentir verdaderos deseos de perdonarle. Sin embargo, los que fueron abandonados por sus padres, normalmente empiezan a experimentar un alivio de su furia mediante ejercicios de perdón espiritual.

El proceso de perdonar a un padre, tanto en hombres como en mujeres, se facilita a medida que estas personas crecen espiritualmente y desarrollan una relación con Dios Padre como su otro padre atento y amoroso en cada etapa de la vida. El amor de Dios disminuye los sentimientos de haber sido defraudados y facilita muchísimo el renunciar al resentimiento que guardan hacia sus padres.

Algunos se dan cuenta de que el perdón les llevará a considerar la dolorosa realidad de las decepciones en muchas relaciones y no se atreven a perdonar hasta que se les asegura que habrá un amor que les sostendrá, les confortará y les aliviará del dolor que les produce el perdonar. Ese miedo a perdonar es una de las razones por las cuales les comunico a mis pacientes, al comienzo del tratamiento, que el caer en la cuenta de la verdad del amor de Dios Padre como otro padre, de Jesús como el mejor amigo y hermano, y de la Virgen María como otra madre amorosa, es esencial para la curación de las heridas de la infancia, de la adolescencia y de la vida adulta.

3. Espiritualidad católica

Los aspectos principales de la espiritualidad católica que juegan un papel esencial en la curación de la homosexualidad son: la oración de petición, la meditación, la Biblia, el Rosario, las horas santas, la Eucaristía, el Sacramento de la Reconciliación y la dirección espiritual. Una vez que el conflicto básico ha sido identificado y entendido, la mayoría de las personas utilizan regularmente cada uno de estos aspectos de la espiritualidad en su recuperación. Sin embargo, algunos encuentran un método de oración que les ayuda en particular. Por ejemplo, los que fueron rechazados repetidamente por sus compañeros a menudo descubren un particular confort y seguridad al pasar tiempo cada día meditando y visualizando a Jesús a su lado en diferentes momentos de su niñez y adolescencia, siendo su mejor amigo cuando se sentían solos y aislados.

4. Curación de la herida producida por el rechazo por causa de la poca habilidad deportiva.

En los niveles iniciales del tratamiento, los que tienen esta dolorosa herida a menudo sienten tanta furia hacia los que les rechazaron que se ven incapaces de perdonar. Este resentimiento, que principalmente se alberga contra los compañeros, también se dirige contra Dios por no haberles concedido habilidades atléticas. En un intento por resolver este enfado, Lou, víctima del ridículo por parte de sus hermanos y compañeros a causa de su poca habilidad deportiva, y resignado a abandonar la idea del sacerdocio debido a su homosexualidad, le expresó a Dios su profunda decepción por no haberle concedido esa habilidad. Le manifestó a Dios de palabra su fuerte sentimiento de abandono causado por el terrible sufrimiento debido al ridículo que sus compañeros le hicieron sentir, así como la soledad y la profunda inseguridad masculina simplemente porque no había recibido habilidades atléticas.

Lou necesitaba primero liberar su enfado hacia Dios antes de que pudiera abandonar la furia que sentía hacia sus compañeros. Logró ese objetivo a base de llevar frecuentemente su resentimiento al Sacramento de la Confesión. Una vez que aumentó su confianza en Dios, fue capaz de entregarle los múltiples niveles de resentimiento contra sus compañeros reflexionando en que la venganza pertenece a Dios y considerando su impotencia ante el enfado y su deseo de dejarlo en manos de Dios. Estos ejercicios espirituales, con respecto a la furia acerca de su infancia y adolescencia, le proporcionaron un significativo alivio emocional y paulatinamente rompió el control emocional que ejercían sobre su autoestima aquellos que le habían herido.

A medida que su enfado disminuyó, creció la comprensión de Lou hacia los que le habían atormentado, los cuales le tenían envidia por su superior inteligencia debido a que eran a su vez inseguros y provenían de familias con problemas. Ese entendimiento más tarde le permitió sentir compasión hacia ellos y luego le llevó también a querer intentar perdonarlos.

Los hallazgos preliminares sobre el resentimiento de Lou fueron esenciales en las etapas iniciales de su recuperación. Luego necesitó curar las heridas producidas por el rechazo de sus compañeros, así como la soledad y la inseguridad masculina. Pero esas heridas emocionales no pudieron ser resueltas por medio de la terapia tradicional. Afortunadamente, la espiritualidad católica sí pudo hacerlo mediante un proceso de convencimiento de la presencia real, amorosa y de aceptación del Señor durante los momentos de dolor y aislamiento de su infancia, adolescencia y vida adulta.

El darse cuenta de que Jesús es el mejor amigo de uno empieza por la meditación. La persona intenta imaginar que Jesús está con él (o con ella) en el campo de deportes, en el gimnasio o en el vecindario, aceptándole y reafirmándole. En esa meditación se puede considerar al Señor comunicándole a uno pasajes de la Biblia, como el de Juan 15:9, donde Jesús dice: "Como el Padre me ha amado, yo también os he amado". A veces Lou se imaginaba al Señor entre él mismo y los que le ridiculizaban, diciéndole que le amaba muchísimo y que nunca le traicionaría.

Lou también se dio cuenta de la amistad y del amor especial del Señor hacia él en sus frecuentes horas de oración. Durante ese tiempo le entregaba a Dios su inseguridad masculina y su soledad e intentaba estar abierto para recibir su amor. A medida que veía cómo el Señor había estado con él en su adolescencia, aumentaba su confianza en Jesús, permitiéndole estar más abierto a su presencia amorosa en las etapas anteriores de su vida. Su confianza en el amor de Dios también aumentó al acudir más a menudo a la Eucaristía y pedir allí específicamente la curación de su homosexualidad y del dolor emocional que la causaba. Finalmente, un director espiritual le ayudó de muchas maneras, especialmente a oír cómo el Señor le hablaba por medio de la Biblia.

Poco a poco Lou fue reconociendo, cada vez mejor, cómo el Señor había estado con él cuando era un niño y un adolescente solitario e inseguro. El caudal de amor de Dios que esto suponía reforzaba su identidad masculina y le hacía sentirse muy especial, a pesar de no tener dotes atléticas, y le curaba de su profunda tristeza y le llenaba el vacío de su pasado. A medida que esto iba ocurriendo, sus tentaciones homosexuales disminuyeron gradualmente. Ya no necesitaba involucrarse sexualmente en relaciones sexuales con otros hombres para sentirse aceptado y realizado como hombre joven.

Antes de que las heridas de su infancia y adolescencia fueron curadas completamente, Lou experimentó tentaciones periódicas. Su respuesta fue pedirle al Señor que curara la soledad de su pasado, que le protegiera de la soledad y que le reforzara la confianza en los dones masculinos especiales que le había dado. También descubrió al principio de su curación que rezarle a la Virgen María le ayudaba a la hora de la tentación y se habituó a rezar el Rosario diariamente por su curación.

La curación de Lou duró varios años. Luego fue capaz de dedicarse a la preparación para el sacerdocio.

En los últimos 20 años, he visto un gran número de hombres solteros y casados, seminaristas, religiosos y sacerdotes que habían sido rechazados en su infancia y en su adolescencia, librarse de su dolor y de su conducta homosexual por medio del perdón y de la espiritualidad católica.

La Eucaristía, el Sacramento de la Confesión, la meditación, la dirección espiritual, la Biblia, las horas santas y el Rosario han hecho posible estas curaciones. En su camino hacia la curación, la mayoría experimentan períodos de fuerte desánimo, recaídas, intenso enfado e, incluso, desesperanza. Sin embargo, con la perseverancia y la gracia de Dios se acaban por resolver las heridas emocionales y la homosexualidad.

5. Curación de la herida paterna, así como de la tristeza, la inseguridad y el miedo

La soledad y la falta de afirmación en la relación paterna es la segunda causa más común de la homosexualidad. Para estar psicológicamente sanos, los niños necesitan experimentar un chorro de amor y ánimo de sus padres. Cuando esto no ocurre, desarrollan una tristeza e inseguridad interior. Esto último ocurre porque los niños idealizan a los padres y si sus necesidades emocionales básicas no son satisfechas, entonces tienden a creer que algo anda mal con ellos mismos.

La herida de la inseguridad es particularmente dolorosa en los varones, porque no reciben la valoración necesaria por parte de la persona que debe constituir su modelo de conducta. La herida paterna es muy prevalente, particularmente hoy en día con el colapso de la familia.

La mayoría de los varones cuyos padres han sido emocionalemente distantes no experimentan inclinaciones homosexuales. Esto se debe a que su identidad masculina ha sido valorada mediante la aceptación de sus compañeros en las actividades deportivas. Sin embargo, aún en esas condiciones, algunos hombres experimentan fuertes inclinaciones homosexuales en un intento inconsciente de llenar el vacío que ha dejado un padre iracundo, ausente o negativo.

Al explorar las decepciones que se han llevado algunos hijos con sus padres, a menudo se encuentran mecanismos de defensa muy poderosos, especialmente en los varones. Una forma eficaz de afrontar esta resistencia es que el terapista comparta con su paciente las diversas maneras en que él mismo ha perdonado a su padre por las decepciones del pasado.

Este proceso de perdonar es muy difícil, tan difícil que las personas sienten como si no hubiera forma posible de hacerlo. En tales casos, el perdón espiritual es muy efectivo contra el resentimiento. Aquí también es esencial que en la curación de la herida paterna se quite el enfado, para que la tristeza que hay debajo se pueda resolver.

Muchos hombres se involucran en una conducta homosexual altamente promiscua en un intento inconsciente frustrado de satisfacer el ansia de amor paterno que no experimentaron durante su infancia y adolescencia. En un esfuerzo por ayudar a estos hombres, algunos terapistas sugieren que el adulto intente curar al niño herido que hay dentro de ellos, amándole más. Pero este enfoque no produce un alivio emocional permanente porque el niño que hay dentro ansía el amor de un padre, no un amor propio, y el adulto en que se ha convertido no estaba presente en los momentos en que el niño deseaba ser aceptado y amado por su padre. Sólo un conocimiento de la presencia de Dios Padre durante la infancia y la adolescencia puede llenar el vacío y curar la herida.

El primer paso del enfoque espiritual es sugerirle a la persona que empiece a mejorar su relación con Dios Padre. Puesto que la gracia funciona en base a la naturaleza, la mayoría de los que tuvieron padres distantes o con problemas también tienen una gran dificultad para confiar en Dios Padre. No se sintieron seguros con sus propios padres y, como resultado, tienen que forzar una actitud abierta con Dios Padre. Como el miedo nace de un enfado inconsciente, a medida que perdonan a sus padres disminuye su desconfianza.

Crecer en confianza hacia Dios Padre se facilita pidiéndole a Jesús específicamente ese don. Algunos imploran a Jesús que les ayude a confiar en el amor de Dios "Abba" (Papacito), igual que Él lo hizo. Una vez que la confianza comienza a aumentar, se le pide a la persona que medite durante dos ratos de 15 minutos diariamente sobre Dios Padre como su otro padre amoroso en cada etapa de la vida. A algunos les ayuda imaginarse al Señor llevándoles de la mano como niños o adolescentes hacia una mayor intimidad con el Padre. Otros le piden al Señor simplemente que les ayude a conocer mejor al Padre. Reflexionar a lo largo del día que "Dios es mi padre" constituye un esfuerzo para muchos. Leer la Biblia, rezar despacio el Padre Nuestro y buscar en la Eucaristía la curación le permiten a uno crecer en el conocimiento del amor del Padre. Lo esencial aquí es darse cuenta del amor del Padre hacia uno cuando fue niño y adolescente.

La experiencia del amor de Dios Padre, Abba, entrando a raudales en uno ahuyenta la soledad, la inseguridad y la desconfianza que había adquirido de su padre. Poco a poco las tentaciones homosexuales disminuyen y en último término desaparecen cuando la herida paterna se cura de esta manera. El amor de Dios Padre refuerza a estas personas cuando aparece alguna tentación de actuar homosexualmente y ya no sucumben enseguida como hacían en el pasado. Al contrario, le piden al Señor que les muestre la tensión emocional que está causando la tentación y que la cure. A menudo les sorprende agradablemente la fiel respuesta del Señor a esta oración. La victoria en estas pruebas aumentan su confianza en que el poder de Dios puede realizar la curación completa de su homosexualidad.

Las mujeres que se refugian en la homosexualidad por temor al amor masculino, ocasionado por traumas con sus padres en la infancia y en la adolescencia, crecen espiritualmente a medida que aumenta su sentido del amor del Padre hacia ellas. Cuando por fin pueden sentirse cómodas confiándose al cuidado providencial de Dios Padre, a menudo se encuentran más dispuestas a ser vulnerables ante el amor masculino. Esta etapa es seguida normalmente por sentimientos de atracción y después de amor hacia los hombres.
Los sentimientos homosexuales de Diane eran el resultado directo de una vida familiar con un padre alcohólico y explosivo. Durante años estuvo involucrada emocional y sexualmente con otras mujeres, pero a la vez se sentía muy insatisfecha.

Al principio de su recuperación, Diane tenía grandes dificultades para perdonar a su padre por todas las veces que había herido a su madre y que había creado el caos en sus vidas. Al darse cuenta de que no podía perdonarle, se sentía más cómoda reflexionando sobre las palabras de Cristo en la Cruz, "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen" (Lucas 23:34). A medida que su enfado disminuía, llegó a conocer a Dios Abba como su otro padre amoroso y protector. Ese amor afectuoso le confortaba y disminuía el control emocional que su padre ejercía dentro de ella sobre sus relaciones con las demás personas. Diane creció en seguridad y en atracción por los hombres y se convenció de que el Padre le protegería y supliría la falta de protección de su propio padre.

Como respuesta al amor de Dios, Diane desarrolló un fuerte deseo de servirle y de hacer su voluntad en todas sus relaciones. También, un mayor conocimiento de su fe le llevó a darse cuenta de lo pecaminoso que era la conducta homosexual y a desear evitar ese pecado. El cuidado providencial de Dios se convirtió en una fuerte base sobre la cual Diane podía comenzar una relación amorosa normal y moralmente sana con un hombre en el futuro.

6. Curación de la herida materna, así como de la tristeza, la desconfianza y la inseguridad.

Las heridas en la infancia y en la adolescencia provocadas por madres que eran poco afectuosas, distantes, enfadadas, insensibles, egoístas, controladoras, excesivamente dependientes, emocionalmente enfermas o adictas, llevan a la homosexualidad. Después de reconocer esas heridas y empezar el proceso del perdón, el siguiente paso en el camino de la curación, es pedirle a la persona que considere a la Virgen María como otra madre o amiga amorosa, entregada, alegre y digna de confianza en cada etapa de la vida. La experiencia del amor de María puede llenar el vacío y la soledad de una relación materna defectuosa, llegar a constituir una nueva base para confiar en las mujeres, reforzar la autoconfianza y curar la homosexualidad.

Al principio, Sue tenía una gran dificultad en poner su confianza en la Virgen María como otra madre cariñosa, porque su propia madre había sido muy insensible con ella. Aunque entendía que su madre de pequeña tampoco había sido bien tratada por su propia madre y que el perdonarla la liberaría emocionalmente, todavía seguía teniéndole miedo al amor de María. Le desanimaba saber que sólo el amor de otra madre podría curar la tristeza proveniente de su infancia y el hambre de madre que alimentaban sus tentaciones homosexuales. Pero cuando empezó a pedirle diariamente al Señor que la ayudara a apoyarse en el amor de Su madre, como lo había hecho Él mismo, su capacidad para confiar en María empezó a crecer poco a poco. A Sue le ayudaba meditar frente a una imagen de María sosteniendo al niño Jesús y también el rezo del Rosario. Cuando sentía tentaciones, meditaba acerca de María como la mujer amorosa y alegre de su vida, y no otra.
Al principio, Pete tenía dificultades para confiar en la Virgen María porque temía que iba a ser tan exigente y controladora como lo había sido su madre. Se refugiaba en la homosexualidad porque temía hacerse vulnerable ante una mujer y ser dominado por ella. Pete adelantó muchísimo en su recuperación al intentar imaginarse a María como una madre muy dulce, segura y confiada que no quería dominar su vida y también al meditar sobre el hecho de que nunca le había traicionado. Conforme creció su confianza en María a base de oración, dirección espiritual y el Rosario, sus miedos al amor femenino disminuyeron. María se convirtió para él en una compañera amorosa que le ayudó a abrir su corazón a las mujeres.

La dependencia excesiva que la madre de Ralph tenía en él, debido a que se divorció de su esposo, le produjo por asociación a Ralph una actitud negativa hacia el amor femenino. Aunque se sentía atraído hacia las mujeres y esperaba poder casarse algún día, Ralph veía la intimidad con una mujer en el matrimonio como una carga agotadora.

Para lograr su curación, Ralph meditó primero imaginándose al Señor entre su madre y él retirando de sus espaldas las pesadas cargas que había sentido por asumir la responsabilidad de hacerla feliz. En la Misa ponía a su madre en el altar y consideraba que Jesús la salvaría, no él. Poco a poco el Señor lo liberó de su excesivo sentido de responsabilidad. Después, a Ralph le ayudaba muchísimo meditar que la Virgen María había estado a su lado en el pasado como una madre alegre y entregada. Con esta curación adquirió una mayor apertura en sus relaciones de amistad con las muchachas y un fuerte deseo de casarse.

7. Curación de la herida del enfado

Paul siempre había odiado a su cuerpo porque, desde tercer grado, lo veía pequeño y débil. Le avergonzaba su poca musculatura y su baja estatura. Su enorme necesidad de aceptación lo llevó a la promiscuidad homosexual.
Paul empezó a sentir remordimientos tras darse cuenta de que no había aceptado el cuerpo que Dios le había dado. Su curación progresó a medida que fue más agradecido con su cuerpo, rechazó el deseo de ser otro, consideró que su alma era mucho más importante que su cuerpo y agradeció sus especiales dones masculinos. Cuando meditaba que Jesús había estado con él en cada etapa de su vida, Paul sentía que el Señor le mostraba cuál era la masculinidad verdadera a los ojos de Dios. Esta experiencia del amor afirmativo de Dios hacia él cuando era niño y adolescente lo liberó del odio que sentía hacia sí mismo y del profundo sentimiento que tenía de ser inadecuado como hombre. Finalmente, las gracias de la Eucaristía y del Sacramento de la Confesión fueron de enorme beneficio en su mayor autoaceptación.


8. Curación de los desórdenes adictivos

El alcohol, las drogas y las adicciones sexuales a menudo convergen en los que practican la homosexualidad. El comportamiento homosexual del Padre Mike siempre iba precedido de excesos en la bebida como resultado de sus luchas contra la soledad.

El Padre Mike pudo superar completamente su comportamiento homosexual al acudir regularmente a las reuniones de Alcohólicos Anónimos, dejar de beber, hacer uso de la meditación, de la dirección espiritual y de los sacramentos para combatir la soledad.

Para aquellos que son verdaderamente adictos sexuales, los primeros pasos del tratamiento tratan de facilitar que acepten su adicción, que abandonen su impotencia para curarse por ellos mismos en las manos de Dios, que crean que no podrán recuperarse sin el amor y la ayuda de Dios y que participen en un grupo de adicción sexual basado en los Doce Pasos, como por ejemplo el grupo Sexaholics Anonymous. También puede ayudar enormemente la participación semanal en grupos de recuperación para personas con problemas de homosexualidad, tales como Courage ("Coraje), Homosexual Anonymous o Harvest ("Cosecha"). Véase Ayuda para las personas homosexuales.

Los que sienten demasiada vergüenza asistiendo a esos grupos pueden obtener los nombres de las personas que ya han avanzado en su recuperación y que pueden actuar de auspiciadores. De esta manera, si se ven ante una gran tentación, pueden acudir a estos auspiciadores en busca de apoyo, oración y ánimo.

Aunque los grupos de adicción basados en los Doce Pasos ayudan bastante, en mi experiencia clínica he observado que el comportamiento adictivo no se controla del todo hasta que las heridas emocionales que hay en el fondo no se curan.

9. Curación del narcisismo o egoísmo

El narcisismo es un desorden muy poderoso que alimenta el comportamiento homosexual de mucha gente. Esta debilidad personal no se supera fácilmente porque se teme abandonar una vida de hedonismo (búsqueda del placer), caracterizada también por la irresponsabilidad y el descontrol.

El narcisismo es el desorden clínico más directamente responsable del fracaso en la curación de la homosexualidad. Muchos comienzan una curación y acaban cayendo en una vida de placer superficial y hedonista.

Si los que padecen este desorden quieren recuperarse de verdad, necesitan comprometerse con un plan de vida espiritual bien disciplinado. Tal plan incluye la confesión semanal, practicar las virtudes de la mortificación y la humildad, la meditación frecuente de la Pasión del Señor, la dirección espiritual, los retiros frecuentes, una relación íntima con la Virgen María, terminar con las amistades que no son sanas, la lectura diaria de la Biblia y la asistencia diaria a Misa.


10. Curación del excesivo sentido de responsabilidad

La conducta homosexual anónima de Jim se desarrolló como un intento de evadir las presiones y exigencias excesivas de su vida personal y profesional. Con la ayuda de la gracia de Dios aprendió a poner al Señor de primero en su vida, no el trabajo, y le entregó sus responsabilidades al Señor cada día. También le pidió que lo curara de su tendencia a sentirse excesivamente responsable. Leía la Biblia cada noche y, lo más importante, intentaba fortalecer una amorosa amistad con su esposa.

El tomar estos pasos le quitó a Jim el agotamiento y el vacío interior que sentía, y le permitieron a él y a su esposa disfrutar juntos realmente de su vida de casados.

11. Curación de los traumas sexuales de la infancia

Los varones que se sienten confusos con respecto a su identidad sexual, como resultado de los maltratos sexuales sufridos en su infancia, usualmente albergan impulsos violentos inconscientes contra los que los maltrataron. Estos pensamientos de venganza se pueden eliminar al entregarlos diariamente a Dios y al reflexionar que la venganza sólo pertenece al Señor (véase Romanos 12:19).

Los recuerdos específicos de maltratos también pueden atormentar mucho y crear mucha confusión; pero se pueden superar si se entregan diariamente al Señor pidiéndole que cure esas memorias.

La confusión sobre la identidad disminuye a medida que el dolor emocional severo en torno al trauma experimentado también disminuye. La identidad masculina también se fortalece agradeciendo al Señor los dones masculinos que se poseen, creciendo en el sentido de ser hijo de Dios, identificándose con las cualidades positivas del padre de uno o de otros familiares varones y pidiendo la curación en la Eucaristía.

Conclusión

Existe una necesidad urgente de examinar la verdad acerca de la homosexualidad, tanto desde el punto de vista moral como psicológico. Recientemente el Papa Juan Pablo II dijo: "... Necesitamos ahora más que nunca tener la valentía de mirar la verdad cara a cara y de llamar las cosas por su nombre, sin dejarse llevar por la conveniencia o por la tentación del autoengaño".

Como maestra de la verdad, la Iglesia afirma en el Catecismo que "los actos homosexuales son actos de gran depravación, intrínsecamente desordenados y bajo ninguna circunstancia aceptables".

Psicológicamente, las atracciones y los actos homosexuales vienen de heridas emocionales muy específicas y de conflictos en la infancia, la adolescencia y la vida adulta. Estas heridas no han sido plena y claramente identificadas en el pasado por los profesionales de la salud mental ni han sido curadas en la mayoría de los casos.

Las razones de este fracaso son que el campo de la salud mental está aún en etapa de desarrollo y no ha entendido ni incorporado el perdón como remedio al enfado tan significativo en estas personas, ni ha proporcionado una espiritualidad cristiana para resolver la tristeza, la desconfianza, la baja autoestima y el comportamiento adictivo.

Gracias a Dios, la espiritualidad católica, combinada con una buena psicoterapia puede lograr la curación completa de las personas que padecen este desorden.

Fuentes:

Richard P. Fitzgibbons, Médico Psiquiatra, "Los orígenes y curación de atracciones y comportamiento homosexuales," Digesto Familiar 224-226 (1997): 23-24, 44-52, 24-32. La revista Digesto Familiar es publicada por el Instituto de Ciencias Familiares (CENAPLANF) que dirige el Padre Pedro Richards, gran defensor de la vida y la familia. Instituto de Ciencias Familiares, Pablo de María 1362, Montevideo, Uruguay. Tel.: (5982) 40-3251. Fax: (5982) 40-9049. Estos artículos son traducción del Apéndice I del mismo autor y que forma parte del libro del Padre John F. Harvey, O.S.F.S., S.T.D., The Truth About Homosexuality (San Francisco, Ignatius Press, 1996). Este libro se puede conseguir en las oficinas centrales de Human Life International, 4 Family Life, Front Royal, Virginia, 22630, U.S.A., Tel.: 1-800-549-5433. Fax: (540) 636-7363. E-mail: hli@hli.org. Página Web: http://www.hli.org. El Padre Harvey dirige la organización Courage ("Coraje"), que se dedica a la atención pastoral de las personas homosexuales y a ayudarlos a vivir una vida casta y según la enseñanza de la Iglesia Católica. Para más información véase: Ayuda para las personas homosexuales.